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Cuando un paciente menciona que es bruxista, lo más normal es que diga que se ha dado cuenta de que aprieta los dientes durante el día, que su pareja le comenta que hace ruidos por la noche, es decir, que castañetea los dientes o los rasca. También nos dice que se levanta por la mañana con la musculatura de la mandíbula muy cansada, a veces con dolor, cefaleas, e incluso, de vez en cuando, que experimenta cierta limitación al abrir la boca. Estos síntomas, que son los habituales en pacientes bruxistas, no siempre se cumplen, ya que el bruxismo no tiene por qué implicar contacto dental, ni provocar desgaste dental, ni debe causar dolor o alteración de la función mandibular. De hecho, hay muchas personas bruxistas asintomáticas, es decir, no presentan síntomas específicos, pero, aun así, son bruxistas. Por ello, el bruxismo no se considera una patología en sí misma, sino más bien un trastorno de la conducta oromotora.
Las clasificaciones y definiciones del bruxismo son numerosas y han variado ampliamente durante décadas. En 2013 se alcanzó un primer gran consenso internacional sobre una definición simple y pragmática del bruxismo, en la que este se define como una actividad muscular masticatoria repetitiva caracterizada por apretar o rechinar los dientes y/o por apretar o empujar la mandíbula, especificándose como bruxismo del sueño o bruxismo de vigilia.
En general, uno de los errores más frecuentes es entender el bruxismo como un trastorno muscular y pensar que se aborda mediante un tratamiento inhibitorio o mediante la relajación de la musculatura oclusora. En realidad, el bruxismo es una conducta oromotora cuyo mecanismo tiene su origen en el sistema nervioso central. La definición más actualizada, desarrollada por un grupo de expertos internacionales en 2018, entiende el bruxismo a través de dos entidades diferenciadas, el bruxismo del sueño (BS) y el bruxismo de vigilia (BV), definidos como:
⁃ Bruxismo del sueño (BS): “Actividad de los músculos masticatorios durante el sueño que se caracteriza como rítmica (fásica) o no rítmica (tónica) y que no se considera un trastorno del movimiento o del sueño en personas sanas.”
⁃ Bruxismo de vigilia (BV): “Actividad de los músculos masticatorios durante la vigilia caracterizada por el contacto repetitivo o sostenido de los dientes y/o por el refuerzo o empuje de la mandíbula, que no se considera un trastorno del movimiento en individuos sanos.”
El BS, más concretamente, también está definido en la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (ICSD), cuya definición ha ido evolucionando con los años. Hasta 2005 (ICSD I) el bruxismo del sueño se clasificaba como una parasomnia, es decir, un trastorno de la conducta o comportamientos anómalos que ocurren durante el sueño, como el sonambulismo o el síndrome de piernas inquietas. A partir de 2005, su definición se establece como una actividad involuntaria relacionada con el rechinar de dientes durante el sueño. Entre 2005 y 2013 (ICSD II), el bruxismo del sueño se definió como un
trastorno del movimiento relacionado con el sueño, más concretamente como una
actividad oral estereotipada caracterizada por rechinar o apretar los dientes que ocurre durante el sueño, generalmente asociada a microdespertares. Finalmente, en la última definición, establecida en 2014 (ICSD III), se mantuvo que el BS es un trastorno del movimiento relacionado con el sueño, pero se especificó que es una actividad motora involuntaria del trigémino caracterizada por actividad episódica y repetitiva de los músculos de la mandíbula, con tendencia a rechinar los dientes o apretar la mandíbula ocasionalmente durante el sueño.

En conclusión, hoy en día sabemos que el bruxismo, como tal, debe dividirse en dos entidades diferenciadas, BS y BV, que es un trastorno de la conducta oromotora de origen central y que no se trata abordando la musculatura masticatoria ni con férulas específicas. Más bien, lo que hacemos es paliar sus síntomas. Otros aspectos que conocemos actualmente sobre sus síntomas son que el bruxismo puede estar vinculado al apretamiento, el rechinamiento e incluso puede ser una acción de empuje sin contacto dental. En cuanto al dolor, puede aparecer en pacientes sintomáticos, pero también puede no estar presente en pacientes bruxistas. Sin embargo, en general, los pacientes que acudirán a nuestras consultas serán aquellos con sintomatología, dolor, cefaleas y disminución de la apertura bucal debido a la afectación muscular, por lo que nos centraremos principalmente en abordar dichos síntomas.

Fisioterapeuta ColFiCat: 4545 / Osteopata DO MROE: 544
Miembro de la Sociedad Española de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial (SEDCYDO)
Miembro de la Sociedad Española del Sueño (SES)

Bibliografía

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  • Lobbezoo, F., Ahlberg, J., Glaros, A.G., Kato, T., Koyano, K., Lavigne, G.J., de Leeuw, M., Manfredini, D., Svensson, P., and Winocur, E. (2013). Bruxism defined and graded: an international consensus. J Oral Rehabil, 40: 2-4.
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  • Sateia, M.J. (2014). International classification of sleep disorders-third edition: highlights and modifications. Chest, 146(5): 1387-1394. https://doi.org/10.1378/chest.14-0970. PMID: 25367475.
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